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Primeros auxilios psicológicos: Una guía para padres de hijos adolescentes

Primeros auxilios psicológicos

Los primeros auxilios psicológicos son esenciales para apoyar a tu hijo cuando se encuentra en situaciones de crisis emocional. De esta manera el podrá aprender a regular sus emociones de forma sana.

¿Qué puede causar una crisis emocional en un adolescente?

Algunos ejemplos son:

  • La pérdida del primer amor
  • La muerte de una mascota
  • Un cambio de vivienda o de estilo de vida
  • Discusiones con amigos o familiares
  • Situaciones de transición (como ir a la universidad)

La forma en que acompañas estos momentos es muy importante, ya que en estas situaciones tú hijo aprende a relacionarse con sus emociones (y a regularlas).

Si aplicas esta técnica de forma consistente tus hijos:

  • Sabrán regular sus emociones (tanto “positivas”, como “negativas”)
  • Serán menos propensos a desarrollar problemas psicológicos complejos
  • Podrán acompañar a otras personas en momentos complicados
  • Tendrán una base emocional sólida que contribuirá a que tengan relaciones saludables en el futuro

No olvides compartir este recurso, puede ser útil para muchas personas

¿Qué son los primeros auxilios psicológicos?

Los primeros auxilios psicológicos se definen como una técnica que se utiliza para acompañar a personas que han recibido un impacto emocional fuerte y por tanto se encuentran en estado de crisis.

¿Qué es una crisis psicológica?

Algunas veces estamos frente a una situación de la vida que exige ciertas capacidades en nosotros, cuando sentimos que no tenemos los recursos (personales, familiares, económicos, etc) para enfrentar esa situación entramos en crisis.

La crisis es un momento de confusión durante el cual tenemos dificultades para acceder a nuestros recursos personales.

Con el apoyo de los primeros auxilios psicológicos podemos ayudar a una persona a salir del estado de crisis, es fundamental saber hacerlo con nuestros hijos, esto les ayudará a ser más resilientes y les enseñará a regular sus emociones de la forma adecuada.

¿Quiénes pueden aplicar los primeros auxilios psicológicos?

Los primeros auxilios los puede aplicar cualquier persona que haya sido entrenada en ello. No se requiere ser médico o haber estudiado enfermería para hacerlo.

Con los primeros auxilios psicológicos sucede igual, cualquier persona que tenga entrenamiento en estas técnicas puede aplicarlas, no se requiere de un especialista para su implementación.

A pesar de esto, es importante que se conozca la forma correcta de hacerlo, ya que una mala ejecución puede tener consecuencias negativas.

Por ejemplo, un adolescente que siente que no fue escuchado por sus padres, perderá confianza en ellos y si esta situación es recurrente, poco a poco empezará a comunicarse menos. Esto también puede afectar su autoestima.

¿Cuál es la diferencia entre los primeros auxilios psicológicos y los primeros auxilios psicológicos para padres?

Escribí esta guía pensando en las situaciones más comunes que he visto en mi práctica como psicoterapeuta familiar.

He notado que los padres algunas veces no saben cómo apoyar a sus hijos en situaciones de crisis emocional, esto genera una situación en la que sus hijos no se sienten escuchados. Cuando esto sucede los hijos poco a poco empiezan a mostrarse más distantes.

Esta falta de comunicación entre padres e hijos es un factor de riesgo y puede ser problemática en su desarrollo psicosocial.

¿Quieres aprender cómo acompañar de forma eficaz a tus hijos en sus momentos difíciles, sin que sientan que no los entiendes o que no los estás escuchando?

¡Esta guía es para ti!

Guía paso a paso: Primeros auxilios psicológicos para padres

En internet encontrarás un gran número de guías diferentes, lo primero que notarás es que cada una tiene pasos diferentes, lo cual hace confuso el proceso.

Aún así, debes saber que, aunque los pasos sean diferentes, los principios son los mismos, por este motivo cualquiera de ellas puede servir.

Personalmente me ha sido bastante útil la guía de la organización mundial de la salud, esta guía, más mi experiencia en prevención de suicidio y en trabajo con adolescentes en situaciones de riesgo, son la base desde la cual escribo este artículo.

Puedes descargar la guía de la OMS aquí.

Ahora vamos a lo más importante

¿Cuál es el método?

El método tiene tres pasos y algunos principios generales que son importantes. Empecemos.

Paso 1: Contacto

Cómo primera medida debes acercarte para saber si tu hijo quiere tu apoyo. Para ello puedes preguntarle “¿Quieres hablar conmigo?”

Si tu hijo no quiere hablar contigo y esta situación es recurrente, estoy preparando un artículo para ti.

En caso de que tu hijo acceda, asegúrate de parar de hacer lo que sea que estés haciendo para centrar toda tu atención en él, tómalo con calma y muestra que estás dispuesto o dispuesta a dedicar tu tiempo para escucharlo.

También es importante que te pongas en sus zapatos, cómo adultos hemos vivido muchas situaciones, así que sabemos que muchos dolores pasan con el tiempo. Algunas veces, esto hace que le quitemos importancia a lo que sienten nuestros hijos.

Si tus hijos piensan que no le estás dando importancia a lo que sienten, pueden decir “es que tu no me escuchas” o “tu no me entiendes”. Esto nos lleva al segundo paso.

Paso 2: Validación

Todos tenemos derecho a sentir tristeza, enojo, asco, sorpresa, felicidad y miedo.

A veces no sentimos que sea válido que nuestro hijo se sienta triste en ciertas situaciones. Así que usamos frases del estilo: “Las relaciones en la adolescencia no son tan importantes, ya se te pasará”.

Tal vez ya hemos vivido todas esas situaciones y vemos (desde nuestros zapatos de adulto) que no es algo importante. Sin embargo, para tu hijo puede ser la primera vez que sucede.

Por ello recomiendo que no le digas:

  • “Eso no importa, cuando yo tenía tu edad… ”
  • “Ya se te pasará”
  • “Hay cosas más graves en la vida”
  • “Hay muchas más chicas”
  • “Agradece que tienes techo y comida”
  • “A algunas personas les toca peor”

Todas estas oraciones están invalidando sus emociones, probablemente sin quererlo le estás comunicando que no tiene derecho a sentirse mal.

Frente a esto él sentirá que no lo entiendes o que no lo estás escuchando. La próxima vez que se sienta triste no tendrá confianza para contarte lo que le sucede, porque sabe cuál será tu respuesta.

Este tipo de respuestas también se sienten como juicios y cuando nos sentimos juzgados no estamos abiertos para escuchar a otros.

En vez de esto, sugiero que valides sus emociones, por ejemplo:

  • “Entiendo como te sientes, es triste cuando pierdes a la primera persona que fue importante para ti”
  • “Es normal que te de mal genio, a mi también me da mal genio cuando me hacen…”
  • “Cualquiera puede sentirse triste/enojado/frustrado en una situación como esa, entiendo tu tristeza/enojo/frustración”

Cuando valides sus emociones notarás como mágicamente se muestra más abierto a hablarte del tema y te cuenta con más detalle lo que sucede. Esto es una buena señal.

También puede suceder que se desborde y el sentimiento empiece a cobrar más fuerza. Si esto sucede probablemente lo estás haciendo bien, por eso tu hijo siente la confianza para llorar a tu lado.

Paso 3: Estabilización

Es muy común que la emoción cobre más fuerza cuando sentimos que estamos en un lugar seguro y podemos expresar lo que sentimos. Es muy importante que no le pidas a tu hijo que se calme o que pare de llorar, en su lugar acompáñalo y muestra que estás allí para él.

El error más común es el siguiente:

Tu hijo empieza a llorar, sientes que pierdes el control y te incomoda la situación, así que intentas alguna de las siguientes soluciones:

  • Cambias de tema
  • Dices que no es tan grave y le pides que se calme
  • Le dices que tiene que ser más optimista o más fuerte

Algunas veces lo único que necesitamos es una persona que nos acompañe sin sentir que debe cambiar nuestro estado emocional. Cuando podemos soltar todas las emociones y pensamientos que pesan, nos sentimos liberados.

Contrario a lo que piensas, estabilizar no consiste en “calmar” a la persona, más bien consiste en saber acompañar el dolor/enojo/miedo.

¡Las emociones no se deben suprimir, se deben INTEGRAR!

Si aplicas esta técnica de forma correcta, notarás que tu hijo se estabiliza solo y tu único trabajo es ser un buen soporte.

Ahora que tu hijo expresó todo lo que siente puede querer un poco de tu sabiduría de padre o madre, ahora es un buen momento para compartir con él tus experiencias y aprendizajes.

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